En moto... en invierno... a la Patagonia

¿se puede?

Escrito por Franco Almada

No, no estoy loco... bueno, un poquito tal vez.

Mucho tiempo rondó por mi cabeza la idea de manejar mi moto en la nieve. Ya con la experiencia del barro, la arena, el guadal y la ruta mojada, de día y de noche, quedaba este desafío pendiente para "desbloquear otro nivel". 

Hay que sincerarse, Córdoba es una hermosa provincia, pero la nieve que rara vez cae es escasa y no podría ser suficiente argumento como para ponerlo en nuestro currículum de motoviajeros. Si bien ya en 2010, el 1 de agosto para ser más precisos, me sorprendió una nevada en la cima del Cerro Linderos, a más de 2700 metros sobre el nivel del mar, y a pesar de que en 15 minutos quedó todo blanco, cubierto por la nevada, lo copioso de ella no avanzó más allá de 3 o 4 centímetros. Era una linda experiencia, pero me faltaba más.

Entonces el deseo se hacía cada vez más presente. ¿Y si viajo en moto, a la Patagonia, en invierno?... fuahhh, llamame "loco", te lo permito. Pero lo voy a hacer.

Franco Almada

Córdoba, Argentina

Kawasaki Versys X

@ralenti.ar

En una oportunidad oí a un viajero decir que la temperatura que uno siente al conducir una moto es de 10 grados menos que la que se puede medir. Estoy parcialmente de acuerdo con ello, ya que existen variables perfectamente identificables que influyen significativamente:

  • La velocidad. No es lo mismo conducir a 80 km/h que a 120 km/h. Comprobado. Cuando uno viaja en condiciones de frío y no dispone de abrigo inmediato, una solución parcial es reducir la velocidad, de esta manera la intensidad del viento será menor, la filtración en la ropa es menos probable, y la facilidad para que se pierda el calor del cuerpo se reduce.

  • La aerodinámica de la moto. El disponer de un parabrisas bien regulado, cubre puños, o un carenado pensado para resguardar al piloto, son realmente significativos a la hora de viajar con frío.

  • La indumentaria. Fundamental. Tener la ropa adecuada para cada actividad hace la diferencia, no sólo al conducir una moto, sino para cualquier actividad relacionada con las bajas temperaturas, es por ello que por ejemplo los esquiadores utilizan ropa específica.

Nunca fui amigo del frío. No es que sea cómodo, sino que las bajas temperaturas afectan a mi cuerpo que no está acostumbrado a ellas. Dolor de cabeza y malestar muscular es el combo de los primeros síntomas. Luego le siguen la resequedad en la piel, para terminar con dedos y labios partidos. Y eso me puede suceder en 3 o 4 días. Entonces debía pensar en las herramientas que necesitaba para cumplir mi sueño de andar en la nieve en moto, en invierno.

Los motoviajeros conocemos de ropa con protecciones. De hecho es muy común ponerlas a prueba. Pero si bien las prendas más comunes de encontrar resisten poca temperatura y hasta lluvia moderada, generalmente no están preparadas para conducir con temperaturas cercanas al 0°C.

Pero volvamos al proyecto que podríamos llamar "Cómo cumplir el sueño de Franco de manejar una moto en la nieve sin que se convierta en una momia congelada o se caiga por un barranco al patinar en la ruta helada"... si, es cierto, tenemos que acortar este título. Estamos trabajando en ello.

Dispongo de varias camperas de moto, de distintas calidades y protecciones, pero creo que el primer paso para lograr un viaje seguro fue entender que lo que tenía no era suficiente. Que la hipotermia es un peligro real y en ocasiones mortal. Quizás no porque se me vaya a congelar la sangre andando en moto, pero sí por la pérdida de sensibilidad o reacción que podría traducirse en un accidente evitable. Por suerte contaba con un as bajo la manga: la reciente experiencia viajando a Ushuaia y entendiendo el poder del viento frío sobre el cuerpo humano.

Así que ¡iniciemos la investigación!

Primera etapa: Definamos a que lugar iremos para poder dilucidar que tan baja podría ser la temperatura y conocer las posibles inclemencias climáticas. ¡Ya lo tengo! Vamos a Bariloche. Esta decisión tiene un nivel de riesgo evidente por el hielo, la nieve y el frío; pero la posibilidad de encontrar rápidamente alternativas de solución al no alejarnos de la civilización. En un caso extremo, por ejemplo por un golpe debido a una caída, hay centros asistenciales de salud cerca. Pero tratemos de no tentar al destino.

Segunda etapa: Definamos que llevar. Obviamente mucho abrigo, pero todos sabemos que en la moto no podemos llevar tanto equipaje por una cuestión lógica de espacio, entonces ¿cuál es el adecuado? preguntémosle a alguien idóneo. Todo indicaría que el mejor testimonio sería el de un patagónico o una patagónica... error ¡esta gente tiene calor con 10°C! Hago un agradecimiento público a @penny.rider.ar por el asesoramiento, pero nena, yo soy de la cálida provincia de Córdoba, acá con 20°C saco la bufanda y lleno la bolsita de agua caliente... obviamente había que ajustar los parámetros.

Tercera etapa: El vehículo. Vamos a descontar que se encuentra en buenas condiciones. Luces, frenos, motor y neumáticos deben estar perfectos para no arriesgar la posibilidad de un viaje memorable y convertirlo en un viaje olvidable. Aún así acá prima la precaución. Desarrollar la capacidad de detectar el riesgo ante una ruta helada es fundamental. No habrá neumático, sistema de control de tracción o estampita que nos salve si las ruedas pierden adherencia repentinamente.

Develemos el misterio ¿se puede viajar a la Patagonia en moto, en invierno, con temperaturas cercanas a los 0°C?... 

Si. Es posible.

Ayudándose de las facilidades antes mencionadas es posible viajar y disfrutar de la moto durante la época invernal. En mi caso particular comencé el viaje desde la provincia mediterránea de Córdoba (benévola en sus temperaturas), hacia la provincia de Río Negro, y específicamente a San Carlos de Bariloche. Unos 1500 kilómetros de viento, frío, e incluso algo de lluvia. Tanto de día como de noche. Con una mínima de -1°C experimentada a las 2 de la mañana en la ruta del desierto, provincia de La Pampa.

Pueden volver a la pregunta inicial y definir si estoy loco o no.

Quizás lo más preocupante sea encontrarse con una ruta congelada, o con lo que llaman "hielo negro" que prácticamente no se ve. Aquí prima la precaución, evitar salir muy temprano a la mañana (de hecho lo mejor es esperar hasta el mediodía); no salirse de la huella, ya que es por ella donde vehículos más pesados han roto el hielo; y tener mucho cuidado con las zonas de sombra permanente, ya que al no llegar el sol propicia la existencia de hielo. No es penoso poner balizas y pasar despacio (peor es perder el control de la moto, lo que se traduce en una caída asegurada).

La tecnología hace la vida más sencilla (la mayoría de las veces). Es por eso que la investigación no podía dejar de lado el estudio de prendas confeccionadas con telas especiales y dispositivos de generación de calor. Y he aquí la solución al problema:

Protección pasiva: prendas de vestir que protegen al cuerpo de la pérdida de calor.

  • Las camisetas y calzas confeccionadas en telas como la lycra térmica, la cual es un tejido muy suave y agradable al tacto, además es muy liviano y abrigado, protegen del frío sin aportar peso o incomodidad. Su uso en zonas de baja temperatura es prácticamente imprescindible. En este punto debemos hacer la salvedad de que una prenda térmica, la cual intenta evitar la pérdida de calor del cuerpo, es diferente a la ropa termoregulada, la cual se diferencia por permitir una variación de temperatura propia de, por ejemplo, actividades físicas.

  • Las medias apropiadas. Lo más probable es que la media más abrigada que tengas en tu cajón no sea suficiente. Me pasó a mí. Pero la búsqueda de las alternativas me permitió conocer la tecnología aplicada a algo que parece tan sencillo como una media. Aquí podríamos empezar con las que han sido ideadas para la práctica de ski, y continuar con las medias creadas para la práctica del motociclismo. Estas poseen una trama diferente entre la cara interna y la externa, mezclas de tejidos que minimizan la pérdida de calor y fibras elásticas que contribuyen a que la prenda quede adherida a la fisonomía, ayudando a la circulación (transporte de calor), y evitando corrientes de aire.

  • Guantes de primera piel. Se utilizan debajo de los guantes habituales, los cuales también deben ser seleccionados con atención. Estos pequeños guantes son suaves y livianos, pero no por ello dejan de ser ser útiles, ya que son una capa más para evitar la pérdida de calor de las extremidades superiores.

Protección activa: prendas de vestir que generan calor. Aquí podemos hablar de facilidades electrotérmicas o químicas. La principal diferencia entre ellas es que las primeras son de uso permanente e indefinido (siempre y cuando exista una fuente eléctrica), y las segundas son de único uso y basadas en una reacción química de componentes preensamblados.

  • Camperas y/o chalecos electrotérmicos: prendas para el tren superior que poseen dispositivos generadores de calor. Son de carácter resistivo y pueden ser placas o filamentos. Por la experiencia adquirida, las primeras son más eficientes. Estas prendas poseen un conector al cual se debe llegar con 12 volts provistos por el vehículo (o en algunos casos una batería externa transportable, por ejemplo para pescadores que se embarcan). Es útil disponer de un interruptor (si la prenda no lo posee) para permitir el encendido o apagado de la misma. Generalmente el calor es generado en la zona frontal y también en la posterior, abrazando así al conductor. En algunos países estas prendas se consideran de seguridad, ya que pueden impedir la hipotermia  e incluso salvar una vida. 

  • Pantalones electrotérmicos: bajo el mismo concepto, son prendas que disponen de dispositivos que se calientan con electricidad.

  • Plantillas electrotérmicas: son placas que se colocan en la base interna de las botas y generan calor continuo.

  • Puños calefactables: aplicados a la moto, son una facilidad que se instala de modo permanente. Brindan calor a la palma de la mano ayudando a que no se entumezcan por el frío y pierdan movilidad (algo fundamental al conducir). Disponen de un interruptor que además puede regular la temperatura aplicada.

1.  La investigación

2.  Planteando soluciones

3.  Los resultados

Seguramente la duda es si se puede o no viajar al sur en moto en invierno. Sí, es posible. En mi caso, y después de hacer un análisis de riesgos, y dejando de lado las ansias y la emoción que una aventura de esta índole representa, logré definir lo que me hacía falta.

4.  Lo que yo utilicé

En las manos: guantes de primera piel y guantes de cuero, en mi caso primero unos marca Okinoi que luego reemplacé en Río Negro por unos Alpine Star con Goretex. Se debe prestar atención a que al llevar puestos ambos pares no nos haga doler las manos, es decir, que entren ambos sin mayor esfuerzo pero sin quedar sueltos. Además conduzco una Kawasaki Versys X con puños calefactables de 4 posiciones (entre 30°C y 60°C).

En el cuerpo: una campera de 4 estaciones marca SRaggio con abrigo interno. A ella se le suma un chaleco electrotérmico de 8 placas con conexión a 12 volts y casi 30 watts de potencia (prestar atención al hacer la conexión eléctrica y a la posibilidad de abastecimiento eléctrico de la batería y el alternador de la moto).

En las piernas: un pantalón SRaggio (parte del equipo) con placas electrotérmicas en la zona de los muslos. Más abajo no se justifica, ya que las rodilleras y las botas hacen innecesario al uso de estos dispositivos. La conexión también se realiza a 12 volts y la energía es suministrada por el vehículo.

En los pies: medias de ski (generalmente sólo un par), y botas semi impermeables marca Nine to One, modelo Viggo. Debo confesar que la primera elección había sido un par de botas Ufo Elektron, pero la estética con el equipo que estaba estrenando me llevó a decidirme por las botas más discretas. De todos modos ambas son muy seguras.

En fin ¿cumplí mi plan? si, y la experiencia fue maravillosa, por eso la comparto con la comunidad motera, porque si bien puede ser oneroso hacerse de los elementos adecuados para viajar en invierno, la posibilidad existe. 

En más de 4000 kilómetros de viaje por 4 provincias y dos países (crucé a Chile de ida por el paso Mamuil Malal en el parque nacional Lanín, y regresé en la barcaza desde Puerto Fuy por el paso Hua-hum para salir a San Martín de los Andes) no me crucé con otros motoviajeros, algo que en verano es totalmente opuesto. Entonces, develemos el misterio, cerremos este ciclo y esta historia... ¿estoy loco?... ejem... bueno, sí, un poco... pero no me van a negar que les conté una linda experiencia.

VIAJAR EN MOTO.. EN INVIERNO ¿SE PUEDE?

Uso de ropa electrotérmica (comprobado)

Escrito por Franco Almada (@ralenti.ar)