
El Cono de Arita
Puna de Atacama, Salta
Escrito por Joselita Sánchez


Soy Josela, motoviajera, artesana en resina; sustento mis viajes con la venta de mis trabajos, y armo proyectos de aventura los cuales implican algunos destinos un poco alejados de lo común.
En esta ocasión les cuento la llegada al Cono de Arita. Es un cono que está en el medio del salar Arizaro, en la puna. Es un lugar asombroso, realmente llegar hasta ahí fue un logro.
Esta vez no lo hice sola, sino que fui acompañada de Alexis, un amigo de Córdoba con quien nos encontramos en el norte y coordinamos para llegar a ese punto juntos.


La ruta hasta ahí fue muy exigente. Hicimos desde San Antonio de los Cobres hasta Tolar Grande 220 km de ripio, un ripio con muchos serruchos, muchas piedras, lo que fue realmente agotador. En ese ripio atravesás partes de la puna que te dejan boquiabierto. Pasando por Salar de Pocitos, el desierto del diablo y llegando a Tolar Grande, donde están los ojos de mar que son una maravilla; es algo que no tiene explicación, de encontrarte con eso en el medio de la nada, con tanta inmensidad que nos rodea, o sea mal dicho “la nada” porque hay un montón de cosas que nos rodean.
De ida viajé con Ale. Tuve una caída por un colchón de piedras que no vi y lo agarré fuerte. Allí quedé atrapada con la moto y Ale me ayudó a salir.
Estuvimos esa noche en Tolar Grande y al otro día hicimos el tramo que faltaba hasta el Cono de Arita. Esos 80 km también eran de ripio pero estaban en mejor estado y una vez que entrás a transitar por el salar, el terreno se convierte casi en un pavimento. Podíamos ir a una velocidad pareja.
Nuestra ansiedad de llegar a ese lugar fue incontrolable. Una vez que vi esa formación frente mío no pude evitar llorar de la emoción, de verme ahí con mi moto, y todo el camino que tuvimos que recorrer. La verdad que es una experiencia inolvidable, que aconsejo realizar a quien pueda y ande por esa zona. Es un desafío hermoso.
Allí disfrutamos unos mates con Ale. Luego caminamos cerca de 2 km hasta la base del cono, por el medio del salar, y luego volvimos a las motos. A partir de ahí nos despedimos. Cada uno siguió su rumbo.
Joselita Sánchez
Villa de Soto, Córdoba, Argentina
Honda XR 125 "Tinga"
@joselita_enmoto




Cuando empecé a regresar hacia Tolar Grande desde el Cono de Arita, mientras escuchaba música y seguía apreciando esa mágica formación natural en mi espejo retrovisor, sentí desde el corazón hacia mis brazos (y todo mi cuerpo) una sensación inexplicable, un hormigueo, como si mi alma se expandía y trascendía después de haber logrado llegar a aquel lugar. Nunca había sentido algo igual. Fue una etapa de mi viaje que quedará grabada en mi memoria por siempre.
En Tolar Grande, dormí en la comisaría porque ya no había lugar para hospedarme, pero los policías me dieron una habitación. Fueron muy amables.
Al otro día volví por esos 220 km de ripio. Sola. Con bastante temor de caerme otra vez. Fui con mucho cuidado, programé mi mente que sean cinco etapas de 40 km para frenar y descansar, e ir lo más tranquila posible para evitar errores de manejo.
Llegué a San Antonio de los Cobres como a las seis de la tarde, y ahí otra vez descansé para para luego seguir rumbo norte con nuestro próximo destino, que era nada más y nada menos que alcanzar el hito de La Quiaca.


EL CONO DE ARITA
Puna de Atacama, Salta
Escrito por Joselita Sánchez (@joselita_enmoto)
